Cuestionando
mandatos de época.
Por Gabriela Albónico
Piyamadas: una nueva forma de juntarse.
Interrogarnos
por los mandatos de nuestra época y revisar nuestra forma de ejercer la
paternidad o maternidad nos puede ayudar a
detenernos y pensar en las complejidades de ser “padres express”. El
ritmo de la vida urbana, de las obligaciones creadas, muchas veces hace que nos
detengamos a pensar sobre las consecuencias de lo que hacemos, recién después que lo hicimos.
Las piyamadas se
han puesto de moda desde hace un tiempo. Como toda actividad que se vuelve popular el no
hacerlo puede significar quedar afuera, correr el riesgo de resultar excluido, de no pertenecer.
¿Cuál es el
sentido de que niños de 6 a 11 años se junten para quedarse toda la noche despiertos?
Lo que merece la pena interrogarse son las
piyamadas sin contención de los adultos,
con las reglas que ponen los niños, en un contexto donde parece que los niños son autónomos en aspectos
que no tienen la madurez, ni los recursos para resolverlos. Cansados, irritados,
sin el control de sus impulsos, muchos de estos encuentros terminan en
experiencias dolorosas para muchos chicos que inciden posteriormente en su vida social. Acompañarlos en la organización, conocer las propuestas para
los entretenimientos y sobre todo
acordar reglas de funcionamiento asegura que los contratiempos a enfrentar sean
los propios de la edad y no situaciones que después tengamos que lamentar.
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